¿Qué debe incluir un contrato de alquiler para evitar problemas?
El contrato de alquiler es el documento que regula la relación entre arrendador y arrendatario, determina los derechos y obligaciones de ambas partes y asegura un arrendamiento sin conflictos. Por eso, dejar todo perfectamente reflejado —y conforme a la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) y a la Ley de Vivienda— es esencial para garantizar seguridad jurídica y evitar incidencias futuras.
Duración del contrato, prórrogas y extinción
La duración del contrato de alquiler es uno de los elementos clave. Aunque muchos propietarios pactan un periodo inicial de un año, la LAU establece una duración mínima obligatoria de 5 años si el arrendador es persona física o 7 años si es una empresa.
Si ninguna de las partes comunica su intención de no renovar, se activa la prórroga tácita, que amplía el contrato hasta 3 años más, con periodos anuales.
También debe quedar reflejado:
Preaviso del propietario para no renovar: 4 meses.
Preaviso del inquilino: 2 meses.
Derecho del propietario a recuperar la vivienda por necesidad familiar, pero únicamente si este supuesto se ha incluido expresamente en el contrato inicial.
Derecho del inquilino a desistir del contrato tras seis meses, con preaviso de dos meses.
Además, la ley garantiza que, en caso de venta del inmueble, el inquilino podrá permanecer en la vivienda durante los años que resten hasta completar los 5 o 7 años mínimos.
Renta, actualizaciones y garantías económicas
El contrato debe especificar claramente:
Renta mensual
Forma y fecha de pago
Método de actualización anual, indicando si se aplicará IPC u otro índice permitido.
Fianza obligatoria: un mes para vivienda habitual.
Garantía adicional: hasta dos meses más, según la Ley de Vivienda.
Estas cantidades sirven para cubrir posibles impagos, daños o incumplimientos. Para evitar conflictos al finalizar el arrendamiento, es recomendable adjuntar un inventario detallado, preferiblemente con fotografías, que describa el estado del inmueble y su mobiliario.

Reparaciones, mantenimiento y condiciones del inmueble
Definir de forma clara quién paga qué es fundamental para evitar discusiones durante el alquiler. El contrato debe recoger:
El propietario asume reparaciones estructurales y de conservación necesarias para mantener la vivienda habitable.
El inquilino asume pequeñas reparaciones por uso y desgaste, siempre que no deriven del tiempo o de vicios ocultos.
Obligación del inquilino de comunicar incidencias para evitar que los daños se agraven.
Condiciones de mantenimiento pactadas y periodicidad, siempre respetando la normativa de la LAU.
Dejar estos puntos definidos evita discrepancias y protege a ambas partes ante desperfectos o incidencias futuras.
Conclusión
Un buen contrato de alquiler no solo protege al propietario, también da seguridad al inquilino. Reflejar todos los elementos esenciales —duración, prórrogas, renta, garantías, reparaciones y estado del inmueble— es clave para evitar malentendidos, reclamaciones o pérdidas económicas.
Si quieres asegurarte de que tu contrato cumple con la normativa vigente y está redactado de forma profesional, contar con especialistas es siempre la opción más segura.